Provenza es el lugar donde nace la primavera
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Tal vez no haya en nuestro planeta un país más romántico que Francia. Su aire está saturado con el amor, la ternura y el deseo desefrenado de vivir, disfrutando de cada día. En la primavera son buenas las tierras de Provenza. Gracias a la disposición geográfica favorable en estos lugares en marzo el aire se calienta ya hasta 15 grados sobre cero y en abril es posible hasta tomar baños de sol en las playas celestres de Niza.
La primavera en Provenza es un tiempo asombroso y fantástico, cuando te enamoras literamente de todo: en los campos de olivos verdes, en una neblina suave de la lila en el horizonte, en los campos de esmeralda, en el aire fresco del mar y jardines en flor de albaricoque, melocotón y almendra. Los paisajes de Provenza inspiraban al genio Van Gogh cuando él creía sus mejores pinturas. Sus obras maestras “Las ramas de almendra que florecen” y “Los cipreses” son saciadas por el colorido de aquí e ilustran perfectamente el escándalo primaveral de los tintes bajo el cielo de Provenza.
El conocimiento con la región es mejor que comience con el Parque Natural Camargue. Esta interminable valle está llena de lagos, esturios, dunas, bosques y pantanos. Los paseos a caballo de aquí es el pasatiempo favorito de los turistas. Saltar a caballo blanco como la nieve por los magníficos paisajes de Camargue es un verdadero placer que es imposible olvidar o comparar con otros.
Los aficionados a los paseos del mar quedarán encantados de la vista de las rocas ribereñas, que durante los siglos cambiaban los contornos bajo la influencia de la temperatura, el agua y el viento. Las bahías de Calanque por la belleza comparan a menudo con los fiordos noruegos. Sus orillas parecen muy inabordables, y el agua es purísimo, como una lágrima. Alquilar un barco o yate es posible como en Marsella, tanto en Cassis. Además, gran placer a los viajeros, que escogen el descanso activo, llevará el paseo en canoa por el río Ardèche, que corre justo en la parte inferior del desfiladero enorme. A ambos lados del río apuntalan las rocas verticales grises de cien metros a la altura, que están cubiertos de los bosques y arbustos. El majestuoso paisaje inquieta la sangre y sorprende la imaginación hasta de los turistas expertos.
Entre las curiosidades y monumentos arquitectónicos de Provenza el lugar especial ocupa el Puente de Gard. El fue construído por los romanos aun a mediados del siglo I de nuestra era de enormes bloques de seis toneladas cada uno. Hoy día el puente está abierto para la visita y en los días buenos se puede ver allí a las parejas que pasean tranquilamente y a los grupos de turistas curiosos. Tiene que visitar y la ciudad de Aviñón que ha conservado el aspecto medieval y la atmósfera que fuerza el cercano sombrío Palacio Papal.
Claro, que después de pasar el día al aire fresco del mar y la abundancia de las impresiones vivas, tendrá muchas ganas de probar seguramente los platos locales. Y estén segoros de que la cocina de Provenza no sólo le asombrará, sino también someterá para toda la vida. Verduras, carne jugosa odorífera con albahaca y tomillo fragante, vinos únicos, trufas, pisto y sopa de pescado bouillabaisse son obras maestras de la cocina nacional, se puede encargarlos en cualquier restaurante local o cafetería.
Provenza es una tierra magnífica, que será agradable a los aficionados a las aventuras y a los románticos y a los que buscan el descanso tranquilo en el regazo de la naturaleza. Precisamente por eso muchos viajeros con la primera respiración de la primavera, deseando despertarse del sueño invernal y echar la sangre, salen a Provenza – al mundo, donde florecen unos millones de flores y nace la primavera que atrae tan esperada por muchos.